Jesús dijo a sus discípulos:
“El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo,
que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la
perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le
servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el
hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su
Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus
obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes
de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino”
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en
mi vida?
Jesús
se da cuenta de que muchos le siguen por interés, por las curaciones, porque es
alimenta el hambre de sus estómagos, sin embargo, pocos quieren seguir el nuevo
estilo de vida que él propone. Y nosotros ¿por qué seguimos a Jesús? ¿Por qué
rezamos? ¿Qué le dices a Jesús?
Dar la
vida, tomar la cruz. Éste es el nuevo estilo de vida que nos plantea
Jesús. Hace 2000 años este camino parecería difícil de recorrer. A
nosotros, instalados en la sociedad del confort, se nos antoja casi
imposible.
"Señor,
¿cómo debo dar la vida y tomar la cruz?"
"Dame
la fuerza de tu Espíritu y de los hermanos para seguir tu camino"
¿Dar la vida? ¿Tomar la cruz? ¿Para qué? ¿Por capricho?
¿Para machacarnos?
No.
Cristo dio la vida para que todos tuviéramos más vida, para recuperarla multiplicada.
Cristo tomó la cruz para que todos pudiésemos gozar de la resurrección.
"Gracias Jesús por dar la vida, para que tengamos vida"
"Gracias por las personas que siguen tu ejemplo"
"Ayúdanos a creer y a
experimentar que sólo vivimos cuando damos la vida"
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