Jesús habló diciendo:
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a
llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes
también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos
pensada.
¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha
puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento
oportuno? Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado
en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si es un mal servidor que piensa: "Mi señor tardará”, y se dedica a
golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará
el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma
suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Palabra del Señor.
¿Qué
me quieres decir, Señor?
¿Cómo
puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El Evangelio nos llama a estar en vela, con los
ojos abiertos, con la fe despierta, para descubrir al Señor que nos trae la
salvación, la paz...
Velar significa orar, estar atentos a las
necesidades de las personas, atender a los sentimientos del corazón...
¿Qué te dice Dios?
¿Qué le dices?
Somos administradores de los bienes de la tierra.
No son nuestros. Son de Dios y no son sólo para nosotros, son para todos.
Estamos llamados a distribuir la comida y todos los bienes recibidos.
Esta tarea no pertenece sólo a los grandes de la
tierra. Todos podemos hacer algo, aunque sea poco. Podemos compartir, podemos
colaborar en organizaciones que trabajen por unas relaciones justas entre todos
los hombres y los pueblos, podemos presionar con el voto a los gobernantes para
que solucionen problemas tan graves y vergonzosos como el hambre en el
mundo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario