Hermanos, miren cuanto nos ama Dios, porque se nos puede llamar hijos del Padre, y lo somos. Aunque no sabemos lo que seremos después, pero lo que si sabemos es que cuando Jesucristo aparezca, seremos como Él. Todo el que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, de la misma manera que Jesucristo es puro.
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